"Tu tiempo es limitado, no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto. No quedes atrapado en el dogma, el cual es vivir como otros piensan que deberías vivir. No dejes que los ruidos de las opiniones de los demás callen tu propia voz interior. Y, lo más importante, ten el coraje para hacer lo que te dice tu corazón y tu intuición. Ellos ya saben de algún modo en que quieres convertirte.Realmente todo lo demás es secundario." Steve Jobs.

martes, 8 de febrero de 2011

Hay un "tiempo especial" para cada uno


Tres personas me han inspirado durante el 2010 a escribir éste artículo, por su peculiar pauta de crecimiento y por haberse animado, cada uno - a “su tiempo”- a escuchar sus “llamados” que fueron muy distintos a los socialmente aceptados y esperados.

Mi amiga “L” que a sus 44 años se casó y en el 2010 cuando cumplió sus 48 años tuvo su primera hija. Fui testigo de su verdadera y auténtica alegría. Ella fue fiel a sus propios designios internos.
Mi amigo y cliente, “R”, que en la mitad de su vida, floreció profesionalmente después de largos años de incertidumbre personal y económica. Siempre siguió su instinto de trabajar autónomamente pagando los costos de tal decisión. En el 2010 y a sus 54 años le llegó su florecimiento y expresión profesional.
Una consultante que a los 32 años descubrió que era lo que quería hacer y lo que la hacía feliz…CANTAR, SI CANTAR!. Comenzó a estudiar y formarse a esa edad, decidió no tener hijos y hoy a sus 43 años integra uno de los coros estables más importantes de Buenos Aires. Es feliz, tiene una mirada luminosa que expresa su apasionada manera de vivir.


La PAUTA CICLICA de CRECIMIENTO es algo que todos llevamos dentro. Pero no todos tenemos el mismo ritmo, ni los mismos tiempos para nuestro desarrollo y evolución personal. Es decir no todos “florecemos” a la misma edad, ni “damos frutos” en la misma época. Nuestra evolución es INDIVIDUAL, y eso justamente es lo que hace que seamos diferentes y únicos.

Pero por nuestra educación y condicionamiento social se nos hace muy difícil escuchar nuestras propias pautas de crecimiento, nuestros “llamados internos”, ya que de nosotros se esperan ciertas cosas, socialmente aceptadas, que a veces no coinciden con nuestro propio mapa básico de crecimiento individual. Por ejemplo ,se espera que a los 17 años ya estemos preparados para ir a la universidad con una profesión elegida; que a los 30 ya estemos casados, que a los 35 años estemos lo suficientemente definidos como para afirmarnos en nuestra profesión, a los 45 debemos haber alcanzado la estabilidad suficiente para poseer una casa y por lo menos un auto y se espera que a los 65 años ya estemos todos agotados como para jubilarnos y empezar a pensar en la jubilación y en la muerte.

Ahora bien, la realidad me ha mostrado que éstas expectativas han llevado a hacer a mucha gente muy infeliz y vivir una vida desastrosa. Y esto sucede porque cada uno de nosotros tiene su propio temperamento innato, lleno de posibilidades creativas y con una pauta natural de crecimiento individual que tiene su peculiar cronología en cuanto a su evolución. Los MOMENTOS APROPIADOS, las fases más apropiadas para la expresión de los diferentes aspectos del SER, no sucede en todos a la misma edad. Hay mujeres que a los 21 años están psicológicamente en condiciones de tener hijos, otras no lo están hasta los 35 años y otras nunca. Algunos hombres saben a los 18 años lo que quieren hacer en el mundo y otros a los 45.Hay personas que alcanzan su madurez intelectual a los 17 y a quienes, a esa edad, las exigencias de la educación superior no les representa ningún problema, otras no alcanzan su culminación intelectual hasta los 50, y es esa época en que sacarán mejor partido de sus estudios universitarios. Y hay seres que están emocionalmente maduros a los 20 años, y otros que pueden llegar a la vejez sin haber salido de su infantilismo emocional.

Sin embargo, la gente se ríe de la persona que a los 40 años quiere cambiar de profesión y comenzar un nuevo rumbo, o la mujer de carrera que a los 45 años decide que el matrimonio es un objetivo deseable. Muchos dirán “ya se le fue el tren”, es demasiado vieja para casarse, tiene que aceptar las consecuencias de lo que escogió en su juventud…-
Pienso respecto a esto que no debemos aceptar ciegamente las opiniones colectivas porque así nos mutilaremos a nosotros mismos y a nuestra propia POTENCIALIDAD de crecimiento y cambio y ello muy probablemente nos llevará a enfermarnos o deprimirnos. Si esos cambios son verdaderos productos espontáneos de la evolución interior de la psique, es bueno que los estimulemos y alimentemos. No debemos reírnos del ingeniero que se vuelve poeta en mitad de su carrera, o la ama de casa que decide empezar a estudiar a los 50 o el médico que se dedica a la jardinería, sólo porque a nosotros nos falta el CORAJE necesario para hacer lo mismo.

Una herramienta que lo puede ayudar a “encontrarse” y entender que fase de su vida está viviendo es consultar su carta natal. Muchos no lo necesiten porque están muy conectados con ellos mismos y son personas sumamente intuitivas con una gran sensibilidad para escuchar ese cronometraje interno que regula los finales y los comienzos de las fases. Son personas que los ciclos cambiantes no los sorprenden y la información que le puede dar su carta natal les suele servir de confirmación más que una visión interior nueva. Sin embargo, para muchas personas, la consulta astrológica, suele ser de gran ayuda y no porque pueda predecir lo que sucederá, sino porque puede identificar en forma simbólica las pautas de su crecimiento interior que en un momento dado están aspirando a emerger a la superficie de la conciencia.
Hay un libro de sabiduría muy apropiado para leer si uno está atravesando algún momento de éstos…Se llama el Eclesiastés 3.1-9.y lo está en el Antiguo Testamento. Empieza diciendo así:

“Hay bajo el sol un momento para todo,
Y un tiempo para hacer cada cosa:
Tiempo para nacer, y tiempo para morir;
Tiempo para plantar, y tiempo para arrancar lo plantado;
Tiempo para matar y tiempo para curar;
Tiempo para demoler y tiempo para edificar;
Tiempo para llorar y tiempo para reír;…

Para terminar y reflexionando sobre lo vivido hasta ahora, pienso que en la vida, cada fase de expresión es adecuada y necesaria en su momento, el cual puede ser largo o breve (no en todos es igual); pero si a cada fase no se le permite pasar, y ceder el paso a otra cuando su tiempo se ha cumplido, se convierte en una jaula sofocante donde empieza a atrofiarse el alma.
¿Cual es tu tiempo? ¿que momento estás viviendo?

Bibliografía utilizada:
El desarrollo y de personalidad - Liz Greene
La Rueda de la vida- Elizabeth Kübler Ross

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